miércoles, 26 de junio de 2019

El papel de los padres en el desarrollo del lenguaje

La ayuda de los padres en el desarrollo del lenguaje del niño/a es tan importante que no puede sustituirse con nada, ni siquiera con el mejor juguete que nos podamos encontrar. En esta ayuda, la atención y estimulación del lenguaje del niño/a ocupa un lugar muy especial, ya que si no están presentes, su lenguaje no podrá desarrollarse de la forma adecuada y podrían producirse problemas en su adquisición.

Es cierto que el niño/a puede entretenerse él solo con un estímulo del entorno, pero para hablar necesita un interlocutor que lo escuche y hable con él. Y aquí es donde pueden intervenir los padres y ayudar a sus hijos a desarrollar el lenguaje; es durante la interacción conjunta donde más logros se producirán.



Mientras jugamos con ellos, es muy importante que el niño tome la iniciativa. Para ello hay que saber observar, aguardar o dar tiempo para que el niño se exprese, ya sea a través de sonidos, de gestos, con la mirada... De este modo nos estaremos informando de sus preferencias, y tendremos más oportunidades de sacar más lenguaje que si le intentamos imponer algo nosotros que no le llame la atención.

Es muy importante colocarse al mismo nivel que el niño/a, buscando y ayudándole a mantener el contacto visual, demostrando que le escuchamos mirándole cara a cara siempre que intente comunicarnos algo.

Mantener una cara y una voz muy expresivas son muy atractivas para el niño/a, así como una adecuada melodía de voz mientras interactuamos con nuestro hijo.

Sin la cooperación y ayuda de los padres no se puede pensar en una correcta y adecuada evolución del lenguaje. En realidad, no se trata tanto de tiempo sino de actitud.





Es importante saber que si se tiene una relación madre/padre-hijo en la que prime el afecto, la serenidad y una buena estimulación verbal adecuada, el desarrollo será el adecuado. Al hablarle cuando le damos de comer o cuando le damos un baño, estamos preparándole para que se comunique de forma oral y observará que las acciones que desempeñan sus cuidadores o él mismo tienen una traducción verbal.

Lo más importante cuando estemos hablando con nuestro hijo/a es que debemos adaptar nuestro lenguaje al niño, y no al contrario. 

De forma natural, debemos estimular al niño nombrando las cosas y las actividades que realizamos conjuntamente: "toma el chupete", "nos ponemos los calcetines"... Así, el niño irá aprendiendo que a cada objeto se le asigna un nombre determinado.

Es conveniente hablar más despacio de lo habitual, pero sin romper nuestra entonación, acento o tono. Además, debemos pronunciar claramente las palabras, exagerando ligeramente la pronunciación de los sonidos.

Por otro lado, debemos usar frases sencillas adaptadas al nivel de producción y comprensión del niño; nunca se debe usar un lenguaje excesivamente infantilizado o distorsionado: el pi-pi (pájaro), el te-te (chupete), el bi-bi (biberón).

Muchas veces olvidamos, cuando apreciamos que se retrasa en la adquisición de sonidos y vocabulario, que los niños comprenden antes de expresarse. Por ello, se dan muchas situaciones en las que exigimos al niño que pronuncie correctamente una palabra: "di coche", "repite conmigo: coche", "otra vez más"... Por ello, es muy importante hablar con el niño pero sin exigencias ni presiones para que lo haga.

Lo que podemos hacer es recalcar las palabras o tipos de frases que queremos que el niño aprenda a decir mejor, repitiéndoselas a menudo de un modo natural y de varias formas distintas, pero con el mismo mensaje ("mira el coche", "aquí está el coche", "¡como corre el coche!"...).

Pero lo más importante, es hablar a menudo al niño/a en todas aquellas situaciones en las que estamos haciendo o mirando cosas juntos: en la comida, mientras damos un paseo, jugando, durante el baño, viendo un cuento...




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FÁTIMA LÓPEZ RUS

LOGOPEDA

miércoles, 19 de junio de 2019

Ayudo a mi hijo a relacionarse con los demás

Os enseñamos algunas pautas para enseñar a nuestros hijos a ser más sociables.¡Seguro que os son de mucha ayuda!


Nuestros hijos deben aprender a acercarse sin apresurarse, a sonreír y a decir buenos días cuando ve a alguien que conoce.

- Da ejemplo saludando e invitando a tu hijo a hacer lo mismo. Designo el gesto (mimo, besito). "Mira, Lucía, mamá te saluda"

- Salúdales con un "buenos días sonriente" por las mañanas al despertarse o, por ejemplo, cuando un invitado nos visita en casa.

- Ayúdales a aprender diferentes modos de saludar. Hazle notar, por ejemplo, que su tío saluda al abuelo estrechándole la mano, y a la abuela abrazándola. Sin embargo la tita saluda guiñando el ojo.

- Aprovecha el tiempo de acostarle para intercambiar agradables mimos con tu hijo. Exprésale la alegría al recibir sus caricias.



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Pilar Galiano

Psicóloga General Sanitaria
Neuropsicóloga

miércoles, 12 de junio de 2019

La hora de las comidas como una situación favorecedora del lenguaje

El tiempo que se pasa en familia es vital para afianzar la unidad y establecer vínculos afectivos sólidos que beneficien las relaciones entre sus miembros. La comida familiar constituye un instante para sentarse todos alrededor de la mesa, para compartir una comida más o menos estructurada, con horarios más o menos establecidos; por lo tanto, es un punto de encuentro donde se estrechan lazos afectivos y se educa en valores.

Sin embargo, este hecho a veces se ve comprometido debido a los hábitos de vida moderna y el trabajo, que hacen que muchas veces los padres se vean sobrecargados y el momento de comer se vea como una situación en el que no se puede invertir demasiado tiempo y esto hace que se busquen estrategias para acelerar o hacer más fácil dicha situación (ver la televisión, el móvil, juguetes…).





Estas distracciones durante las comidas desembocan hacia una disminución considerable de conversaciones, menor verbalización y pueden dirigirse hacia un mayor riesgo de que exista un retraso del lenguaje en los niños/as.


¿Qué beneficios tiene conversar durante las comidas sin distracciones?

En primer lugar,  propicia el diálogo . El momento de reunirse en torno a una mesa para comer es un momento para mejorar el desarrollo intelectual de los niños, puesto que se promueven la ampliación del lenguaje, el vocabulario y motivan a mejorar las habilidades de comunicación, lo que les proporciona mayor seguridad emocional y autoestima. Sin embargo, todos estos efectos positivos únicamente pueden ser efectivos si todo transcurre en un ambiente cómodo, tranquilo y relajado, sin distracciones, evitando riñas y enfados.

Por otro lado,  favorece la autonomía . A la hora de comer el niño debe ser 'sujeto activo' y para ello, los padres les explican cómo utilizar los diferentes cubiertos mediante el diálogo y sirviendo como modelos.
Además, es importante saber que cuando un niño/a está entretenido, no sabe qué ni cuánto está comiendo, ya que toda su  atención  la acapara el distractor que se le ha ofrecido, necesaria para que el niño/a sea consciente de su ingesta y saciedad para lograr comunicárnoslo, y evitar en un futuro posibles problemas de obesidad y de rechazo a ciertos alimentos a causa de no haber disfrutado de los diferentes sabores que se le han ofrecido, siendo muy selectos en los alimentos que toman, aspecto importante para la ingesta de todos los nutrientes necesarios para una vida saludable.







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FÁTIMA LÓPEZ RUS

LOGOPEDA

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