jueves, 31 de enero de 2019

¡Mi hijo no para! ¿Será hiperactivo?

Mi hijo "es muy nervioso", "¡no para quieto!","es muy distraído" "¡es hiperactivo!" son expresiones que muchos padres utilizan para definir a sus hijos.  Incluso en el colegio o la guardería, muchos maestros lo refieren: "tu hijo es muy inquieto, pasa constantemente de una cosa a otra, apenas atiende...creo que podría ser hiperactivo" Pero ¿qué hay de cierto en esa afirmación?¿se trata de verdad de un niño hiperactivo o tan solo de un niño bastante movido?



 
En los últimos años ha proliferado mucho la etiqueta "hiperactivo", tanto que es usada ya no solo en el ámbito clínico, sino de forma indiscriminada por la sociedad para definir a aquellos niños (e incluso a los adultos) cuyo nivel de actividad excede o no se ajusta a nuestras expectativas y/o a la norma social estipulada.
Al no entender lo que ocurre caemos muchas veces en la trampa de intentar definir al hijo o alumno para encuadrar la situación y buscamos una "etiqueta" o "causa" que nos de una falsa tranquilidad. Por este motivo, muchos niños han sido, son y serán medicados y tratados como hiperactivos por entrar en ese perfil de niño inquieto, distraído. Y después nos damos cuenta de que no lo son. 
 
 
¿Quién puede diagnosticar a mi hijo como hiperactivo?


 
Lo primero y fundamental que hemos de tener claro es que solamente un especialista es capaz de diagnosticar y contestar con certeza a la pregunta de si nuestro hijo/hija es hiperactivo. Y ahora bien ¿qué profesional es el más indicado para confirmar este diagnóstico? Ya que se trata de un trastorno de conducta de origen neurobiológico, ¡el neuropediatra sin duda alguna! Para llegar a este dictamen el neuropediatra se debe servir de varios datos, entre ellos, una valoración cognitiva realizada al menor. El profesional más indicado, a su vez, para realizar este tipo de valoración es el neuropsicólogo.
Un diagnóstico de hiperactividad va acompañado de un trastorno de atención (TDAH), y muy raras veces se realiza antes de los 7 años de edad del menor.
 
 
Algunas diferencias entre niños hiperactivos y niños inquietos....
 
Cuando se trata de hiperactividad es común que nuestro hijo:
- Presente dificultades para prestar atención. ¡Ojo! pero cuando algo le interesa mucho, sin embargo, es capaz de mantener la atención (por ejemplo, jugar a los videojuegos)
- Se distraiga fácilmente por cosas sin importancia. 
- Suela tener problemas de ansiedad.
- Se muestre muy agresivo cuando no consigue lo que quiere. 
- Su comportamiento social sea indiscreto. 
- Muestre exceso de afectividad. 
- Se muestre así siempre o casi siempre, independientemente del contexto.

 
 
Cuando no existe patología alguna, es un comportamiento normal,  se caracteriza por: 
- Comportamiento que se da como consecuencia de descubrir y explorar su entorno. 
- Se distrae cuando algo no le motiva lo suficiente. 
- Es alegre y tiene vitalidad. 
- Es travieso,  no implica ser violento. 
- Se relaciona bien socialmente, no tiene problemas con sus iguales
- Aunque desobedezca conoce dónde están los límites de conducta .


Si tienes dudas acerca de este tema y necesitas más información, no dudes en ponerte en contacto con nosotros a través de nuestro e-mail  mpilargaliano@gmail.com o en el número de teléfono 622374496.
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Pilar Galiano
Psicóloga General Sanitaria
Neuropsicóloga

 

 
 

jueves, 17 de enero de 2019

EL USO DE LOS MÓVILES EN LOS NIÑOS


Niño, Tablet, Jugando, Tecnología, Wifi


El avance de las nuevas tecnologías lleva un ritmo frenético, al que debemos adaptarnos tanto adultos como niños. Es muy frecuente, salir a la calle y ver a la mayoría de las personas pegadas a sus teléfonos móviles, ya sea manteniendo una llamada telefónica, contestando a los miles de whatsapps que nos llegan a lo largo del día, visitando nuestras numerosas redes sociales o escuchando música. Este uso masivo de los teléfonos también lo hemos trasladado a nuestras casas. Los niños nacen sabiendo cómo poner un vídeo en youtube desde edades demasiado tempranas y es muy común que se les deje usar estos aparatos cuando tenemos que atender a las miles de tareas que debemos realizar en la casa.

Es en este momento en el que debemos plantearnos la siguiente pregunta ¿El uso de los móviles en los niños es tan malo como dicen? Responderemos con otra pregunta ¿Recordáis la vida sin teléfonos móviles y sin tablets? Sin duda estos aparatos nos facilitan mucho el día a día, puedes estar informado de cualquier noticia que suceda en el mundo en el mismo instante que está sucediendo o puedes conversar con un amigo que se encuentra a 300 kilómetros de ti. Sin embargo, hemos llegado a un momento de abuso de esta tecnología ya que para un niño un teléfono no es un juguete. Debemos estimular a los niños con juegos adaptados a su edad y con un uso compartido de esos momentos. Sin duda es más estimulante para un niño jugar con sus padres a cualquier juego que se nos ocurra que ver un vídeo de dibujos en el móvil.
Incluso existen varios estudios que revelan que el uso masivo del móvil y el conocimiento experto de los niños de ésta tecnología genera una brecha en la comunicación y en las relaciones con los adultos, ya que estos niños crecerán con estos hábitos de enganche y dependencia a los aparatos electrónicos.

Por ello creemos que el uso del móvil o cualquier aparato electrónico debe tener ciertas pautas o limitaciones:

1. Que lo usen con vigilancia de un adulto.
2. Ese tiempo debe ser moderado.
3. El móvil no debe ser el sustituto del juego diaria y compartido, aunque sean 10 minutos.
4. No usarse durante las comidas o los momentos en familia para fomentar la comunicación entre padres e hijos.
5. Predicar con el ejemplo, es decir, si los niños ven a sus padres usar el móvil de manera recurrente será difícil que ellos no quieran hacer lo mismo.



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ESTHER CARRASCO LLERA

Psicóloga General Sanitaria 

jueves, 10 de enero de 2019

YO TE ESCUCHO

Es posible que observemos en nuestros hijos faltas de fluidez en los inicios del desarrollo del lenguaje cuando están aprendiendo a hablar; aun así, estas disfluencias se consideran normales en la primera infancia. Sin embargo, pueden llegar a ser una señal de alarma a medida que pasa el tiempo y los períodos de fluidez van disminuyendo y el tartamudeo se va haciendo más estable.

Así mismo, la tartamudez o disfemia se manifiesta como una forma de hablar interrumpida que afectan a la continuidad, al ritmo y a la velocidad del habla.

Aquellas señales de alarma o errores que pueden ser atípicos y conducir a una tartamudez son:
- Repeticiones de sonidos: <<a…a…a…aquí>>.
- Repeticiones de sílabas: <<pe…pe…pelota>>.
- Más de dos repeticiones de palabras cortas: <<pero…pero…pero…pero…pero dímelo>>.
- Alargamiento de un sonido: <<eeeeese avión>>.
- Bloqueos o interrupción del flujo de aire.
- Palabras partidas: <<dame el telé…fono>>.
- Esfuerzo y tensión al hablar.
- Movimientos asociados al habla en la cara o en cualquier otra parte del cuerpo.
- Preocupación de los padres por la forma de hablar de su hijo/a.
- Temor o ansiedad asociada al habla por parte del niño/a o de los padres.
- Evitación del habla.

En la mayoría de las ocasiones, los padres que observan alteraciones en el habla de su hijo/a, generan una gran preocupación y habitualmente tienden a intentar ayudarle con indicaciones de cómo hablar; por defecto, estas llamadas de atención y actitudes negativas del ambiente hacen que el tartamudeo se intensifique y aparezca una tensión asociada a situaciones comunicativas.

Por ello, cuando se observan este tipo de alteraciones o señales de alarma, es necesario acudir a un logopeda que evalúe, realice un diagnóstico, asesore y trate las difluencias de la forma más apropiada y eficaz.






 
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FÁTIMA LÓPEZ

Logopeda

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